Un nuevo estudio realizado con monos contradice resultados de investigaciones anteriores que sugerían que la restricción calórica podría fomentar la longevidad. Una reducción de calorías puede traer una variedad de beneficios de salud, desde un mejor metabolismo hasta unas tasas más bajas de diabetes y cáncer, y una función inmunitaria más fuerte. Pero no respaldó la idea de que sea una fuente de la juventud.
Durante los últimos 70 años, los investigadores han descrito cómo comer menos calorías significa vivir más tiempo, al menos para los animales que tienen una esperanza de vida más corta desde el principio, como los ratones y las ratas.
En el nuevo estudio sobre restricción calórica en primates, que son los animales emparentados más de cerca con los humanos, los investigadores compararon la salud y la longevidad de más de cien monos que llevaban dietas que proveían todas las calorías diarias recomendadas (el grupo de "control") o alrededor de 25 por ciento menos calorías.
Los animales cuyas calorías se redujeron no vivieron más tiempo, pero fueron más propensos a evitar la diabetes y a tener un mejor metabolismo. Los que comenzaron la dieta de restricción calórica en la niñez o la adolescencia también obtuvieron protección contra el cáncer y una mejora en el sistema inmunitario.
"No creo que estemos contradiciendo el dogma de la restricción calórica. Nuestro estudio no es una contradicción directa, ya que no señala que no funcione. Muestra que funciona de forma distinta", apuntó Julie Mattison, científica de planta del Laboratorio de Gerontología Experimental del Instituto Nacional del Envejecimiento (NIA) de Estados Unidos, en Maryland.
Investigaciones anteriores han reportado que los monos sometidos a restricción calórica viven más, aunque las diferencias en las dietas usadas en distintos estudios podrían ser importantes, anotó Mattison.
Un estudio realizado en el Centro Nacional de Investigación en Primates de Wisconsin dio a todos los monos una dieta más rica en azúcar que la del estudio actual del NIA. Y mientras los monos del grupo de control del estudio de Wisconsin comían todo lo que deseaban, el estudio de la NIA suministró porciones fijas al grupo de control.
Esas diferencias en el plan de dieta "nos dan dos respuestas distintas, que es bastante valioso tener", aseguró Mattison. Y añadió que su estudio pudo capturar unos efectos de la restricción calórica en los monos (y quizás también en los humanos) que ya consumen una dieta equilibrada y moderada, mientras que el estudio de Wisconsin sugiere el resultado posible de reducir la ingesta calórica si se come en exceso, o se tiene una dieta mala.
Los avances en la salud de los monos en restricción calórica no fueron suficientes para afectar las tasas de mortalidad. Las causas comunes de muerte fueron enfermedad cardiovascular, endometriosis en las hembras y cáncer, apuntó Mattison. La tasa de enfermedad cardiaca pareció ser ligeramente más alta en los animales jóvenes en restricción calórica, aunque la tasa es baja y es demasiado pronto para saber qué significa, apuntó Mattison.
Leonard Guarente, director del Laboratorio Glenn de la Ciencia del Envejecimiento del Instituto de Tecnología de Massachusetts, dijo que "toda la evidencia que señala a que la restricción calórica mejora la salud incluso en los primates es bastante firme". Sin embargo no apoya la restricción calórica para las personas más allá de simplemente comer una dieta sana y evitar comer en exceso. "Me han dicho que no es muy divertido, y si no se hace de forma adecuada, puede resultar nocivo".
La mitad de los animales del grupo joven siguen con vida, y es posible que el equipo termine observando una mejora en la longevidad asociada con un régimen de restricción calórica en esos supervivientes, dijo Mattison. El estudio de Wisconsin solo evaluó la restricción calórica en monos jóvenes de 7 a 14 años de edad. Los científicos señalan que con frecuencia la investigación con animales no produce resultados similares en humanos.