En ocasiones al hablar de “dieta” los nutricionistas no se refieren a una restricción en el consumo de ciertos alimentos o a una reducción en la ingesta de calorías sino a una manera de alimentarse. Al respecto, aún hoy existen tribus de cazadores y recolectores que conservan la dieta de la Era Paleolítica de hace 10,000 años. Son nativos delgados y fuertes que no padecen los males de la era moderna como obesidad, diabetes o enfermedades cardiovasculares.
La paleo-dieta, también conocida como la dieta del cazador o del hombre de las cavernas, es bien simple: sólo se consume lo que da la Naturaleza. Basta imaginar a un personaje de la Edad de Piedra, que puede comer carne si logra cazar alguna presa o si la salida de pesca fue afortunada. Y en ese caso, tendría alimento para dos días a lo sumo, antes de que la carne se eche a perder. ¡No había refrigeradores en ese entonces!
Si la caza no es propicia, recurre a las plantas: raíces, frutos y bayas, y huevos si encuentra algún nido. Al ser nómade, no cultiva ni consume harinas: ¡no hay panes o galletas, que son la perdición de la dieta de nuestros días!
El doctor Loren Cordain, experto en genética y alimentación del Paleolítico y profesor de la Universidad del Estado de Colorado, es el autor de la "Paleo Dieta". Sobre ella, expresa: “Los ensayos clínicos demostraron que es óptima ya que permite reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, presión sanguínea e inflamación, ayuda a bajar de peso, reduce el acné, promueve una salud óptima y un desempeño atlético”.
El experto sostiene que las enfermedades contemporáneas son consecuencia directa de lo que comemos, ya que el hombre del pasado consumía más frutas, verduras y proteínas, menos cereales y pocas grasas saturadas.
Jim White, vocero de la Academia Americana de Nutrición y Dietas opina que si adoptáramos la paleo-dieta, “seríamos mas sanos y más delgados. Lo que el hombre de las cavernas no comía, nosotros tampoco deberíamos consumirlo”. Este estilo de alimentación coincide bastante con el propuesto en la Guía Dietaria para los Americanos, pero es más abundante en grasas y proteínas y más reducida en el consumo de carbohidratos.
“Excluir granos enteros, legumbres y lácteos puede ser riesgoso porque estos alimentos son ricos en nutrientes y contienen calcio y vitamina D. Sin ellos, sería necesario recurrir a suplementos”, opina White.
Al respecto, Cordain disiente: “estos alimentos son sanos, pero nuestro genoma no está realmente adaptado a ellos y producen inflamación a nivel celular que puede promover enfermedades”, explica.
Entonces, ¿sí o no a los lácteos y los granos? “Como en todo, el exceso es un problema”, concluye White.
La paleo-dieta propone una porción diaria de cualquier tipo de carne, huevos, frutas y verduras frescas y frutos secos. Y sugiere olvidarse de los cereales, legumbres, lácteos, papas y por supuesto, azúcar y sal. Y si bien en la Edad de Piedra no se producía, aconseja agregar una cucharada diaria de aceite de oliva, girasol, uva o soja.