La menopausia y la alimentación



Las mujeres mayores que no deseen aumentar de peso tras la menopausia, quizás deban tomar en cuenta cuatro conductas alimentarias específicas, según una investigación reciente. "Perder peso y mantener la pérdida de peso es extremadamente difícil", aseguró Bethany Barone Gibbs, profesora asistente de salud y actividad física de la Universidad de Pittsburgh.

Esta observación surge tras estudiar los cambios, a corto y largo plazo, de casi 500 mujeres con sobrepeso u obesas, todas a finales de los 50 años. Halló ciertos hábitos alimentarios específicos relacionados con perder o no perder peso, donde a largo plazo les fue mejor a aquellas mujeres que:

. aumentaron el consumo de frutas y verduras
. redujeron los postres
. redujeron las bebidas azucaradas
. redujeron la ingesta de quesos y carnes (clasificadas en un mismo grupo)

Barone Gibbs tomó registros en dos oportunidades: a los seis meses y a los cuatro años. Los primeros cambios conductuales relacionados con cambios en el peso no fueron los mismos a los cuatro años. A los seis meses, comer menos postres y comida frita, beber menos bebidas azucaradas, comer más pescado y comer fuera de casa con menos frecuencia se relacionaron con una mayor pérdida de peso.

Sin embargo, a los cuatro años, no todas esas conductas siguieron vinculadas con la pérdida de peso. Este hallazgo sugiere que algunas conductas por lo general no se mantienen a largo plazo, planteó. Por ejemplo, la relación entre reducir la comida frita y el control del peso no fue aparente a los cuatro años. "Quizás sea posible abstenerse de las papas fritas durante seis meses, pero no para siempre", apuntó.

A largo plazo, las que comían más frutas y verduras, y menos carne y queso, eran más propensas a mantener la pérdida de peso. Los cambios en la dieta y en el peso eran pequeños. "Si aumentaban la ingesta de frutas y verduras en dos al día [respecto a la cantidad que consumían antes], se notaba una pérdida de 1.4 kilos (3 libras) al fin de los cuatro años", apuntó.

Reducir las bebidas azucaradas en 16 onzas al día también se relacionó con la pérdida de unos 1.4 kilos (3 libras) tras cuatro años. Quizás valga la pena que las mujeres que deseen perder peso y mantener la pérdida adopten las estrategias que funcionaban a los cuatro años, señaló Barone Gibbs.

Más de un tercio de los adultos estadounidenses son obesos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Entre las mujeres mayores, los declives naturales en el gasto energético (muchas se hacen sedentarias) podrían dificultar la pérdida de peso a largo plazo, según Barone Gibbs.

Algunas mujeres mayores culpan el aumento de peso a un metabolismo más lento, pero el proceso es más complejo. A medida que las personas envejecen, la cantidad de músculo declina y la cantidad de grasa corporal aumenta, de forma que queman menos calorías. Los expertos señalan que, en última instancia, lo que determina el sobrepeso no es la velocidad del metabolismo, sino cuánto se come y cuánta actividad se hace.

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