Investigadores de la Universidad de Michigan analizaron datos de más de 1,900 escuelas públicas que expenden gaseosas en máquinas y cafeterías. Y según un estudio publicado recientemente en los Archivos de Pediatría y Medicina de Adolescentes, el consumo entre estudiantes de 14 a 17 años se redujo al 25 por ciento en 2011, contra un 54 por ciento reportado en 2006. Entre los estudiantes de escuela media (11 a 13 años), el consumo pasó de un 13 a un 27 por ciento.
A pesar de estas cifras alentadoras, el estudio demostró que se puede acceder fácilmente a otro tipo de bebidas: las que son a base de frutas, las deportivas y otras con agregado de azúcar.
Yvonne Terry-McElrath, autora líder del estudio e integrante del Instituto universitario para Investigaciones Sociales, reconoce que las escuelas públicas han internalizado el mensaje de que las bebidas azucaradas o sodas no son buenas para los niños. Es una tendencia nacional en la cual los consumidores deben evitar el tradicional consumo de gaseosas u otras bebidas que se ven como más saludables, pero que tienen calorías y azúcar en exceso.
El acceso de los niños a las bebidas gaseosas está puesto en la mira por ser una fuente de calorías que provocan obesidad infantil. Por eso el Departamento de Agricultura de EU aconseja que en los colegios se reemplacen estas bebidas por agua, leche sin o baja en grasas y jugos de frutas o vegetales 100 % puros y sin agregados de azúcar.
El Instituto de Medicina, que forma parte de las Academias Nacionales de Ciencia y asesora al gobierno estadounidense en estos temas, ha solicitado que se eliminen las gaseosas, y que las bebidas deportivas se permitan únicamente a ciertos atletas que hacen ejercicio en forma intensa. "En general la gente supone que las bebidas deportivas son una opción saludable para los niños”, revela Terry-McElrath.
Respecto de este tipo de deportivas, están ideadas para reemplazar los fluidos rápidamente y aumentar la glucosa en la sangre, y contienen electrolitos para reponer los minerales que se pierden con la transpiración.
Katherine Zeratsky, asesora de la Clínica Mayo, recuerda que las bebidas deportivas contienen azùcar y pueden contribuir al aumento de peso. Por eso el agua es la mejor alternativa para hidratarse, aunque estas marcas comerciales son indicadas si se ejercita durante más de 90 minutos o con un clima muy caluroso.