Como mejorar la memoria con alimentos

Existe una relación entre los hábitos alimentarios y la memoria, especialmente en lo que respecta a la prevención del mal de Alzheimer. Si quieres saber qué deberías incorporar y evitar en tu dieta, lee la siguiente nota

Cuándo se habla de una alimentación saludable, a menudo se piensa en la grasa como el mayor enemigo. Sin embargo, un reciente estudio neurológico realizado sobre más de 800 personas mayores de 65 años elegidas al azar, pero que no habían sufrido de Alzheimer, sugiere que comer ciertos tipos de grasas puede de hecho ayudar a mantener una mente lúcida.
Existen una par de teorías para conectar la grasa y el Alzheimer, aunque ninguna fue todavía probada. La primera, señala que los ácidos grasos no saturados (poli y monoinsaturados) pueden ayudar a activar las enzimas que trabajan con las células nerviosas implicadas en la memoria.
Por su parte, otro estudio ha demostrado que las dietas con mucho colesterol, que es también una fuente de grasa saturada, aumentan la presencia de proteínas amiloideas, una característica distintiva del Alzheimer.
Tal como se señaló, el citado estudio indicó que el hábito de consumir grasas saludables y evitar grasas perjudiciales, además de proteger contra las enfermedades cardíacas, también parecería reducir los riesgos de sufrir la enfermedad de Alzheimer, una condición que provoca la pérdida gradual de la memoria.
Alzheimer, del estómago al cerebro
Es importante considerar el hecho de que esta investigación, además de revelar cuestiones referentes a la prevención del mal de Alzheimer, pudo demostrar que existe una conexión entre la dieta y el cerebro.
Durante el estudio, se pidió a los participantes que llenaran un cuestionario sobre sus hábitos de alimentación. Tiempo después, 131 de las 825 personas evaluadas desarrollaron la enfermedad. 


Pero lo interesante de todo esto, fue que aquellas personas que llevaban dietas con alto consumo de grasas saturadas, las denominadas grasas "malas", demostraron ser más proclives a sufrir de Alzheimer.
En efecto, aquellos individuos que consumieron mayores cantidades de grasas saturadas, en un promedio de 25 g. diarios, duplicaron su riesgo (de hecho, más que los duplicaron, pues el estudio arrojó 2.2 veces de probabilidad) de desarrollar un Alzheimer, al compararlos con aquellos que consumían cantidades más bajas de grasas saturadas.
De la misma forma, aquellas personas que habían consumido grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, es decir las denominadas grasas "buenas", experimentaron una disminución en el riesgo de sufrir de Alzheimer.
Si bien es cierto que el estudio citado no pudo probar que si se ingieren ciertos alimentos no existirán chances de tener problemas en las funciones de la memoria, no menos real es que la investigación demostró que existen algunos alimentos que cuanto menos son beneficiosos para las funciones mentales.
Estas cuestiones, junto al hecho de que las grasas “buenas” demostraron tener un efecto protector y beneficioso para otras funciones orgánicas, como las cardíacas, hace pensar que sería muy importante incorporarlas a las dieta diaria de cualquier persona.
Dieta para un cerebro sano
1. Alimentos a consumir:
a. Grasas "buenas": Monoinsaturadas y Polinsaturadas
Las grasas buenas incluyen las grasas monoinsaturadas y las grasas poliinsaturadas. Las mono se pueden encontrar en el aceite de oliva y canola, así como también la palta, las nueces, e incluso la pasta de maní.
Por su parte, las grasas poliinsaturadas se encuentran en los peces grasos y también en los nogales, que contiene el ácido graso omega 3. De la misma forma, estas grasas se pueden encontrar también en los aceites vegetales, como el de girasol, el de azafrán y el de maíz.
De hecho, se pudo observar que los aceites vegetales, que tienen una de las más grandes cantidades de estas grasas poliinsaturadas, lograron disminuir en un setenta por ciento el riesgo de sufrir las enfermedades citadas, en comparación con lo que provocaban aquellos productos con menor cantidad de estas grasas. Muchos de los productos para sazonar las ensaladas son una gran fuente de este tipo de aceites.
b. Colina
La colina es nutriente que se puede encontrar en los huevos, pescados, soja, las nueces, y la espinaca, y que ayuda a formar la acetilcolina, una sustancia química del cerebro implicada en la memoria. Según ciertas investigaciones, se ha podido comprobar que una deficiencia de colina, puede dañar la memoria.
En particular, un estudio en el que diversas personas recibieron una solución intravenosa para compensar su deficiencia de colina, mostraron una mejora en sus pruebas verbales y visuales de memoria. De todas formas, es muy raro que exista una deficiencia de colina.
2. Alimentos a evitar
a. Grasas "malas": Saturadas y Trans
Comos se ha podido observar, es fundamental evitar las grasas trans y saturadas. Sucede que además de ser asociadas con el mal de Alzheimer, estas grasas también aumentan el riesgo de sufrir enfermedades de corazón.
Las grasas saturadas se encuentran generalmente en los alimentos como la leche entera y la manteca, así como también en los aceites de palma y coco y en las carnes rojas.
Por su parte, las grasas trans se encuentran en las papas fritas, las margarinas, y los alimentos deshidratados o precocidos, preparados comercialmente para consumir de forma instantánea.
b. Azúcares simples
Finalmente, en pos de llevar adelante una dieta saludable para el cerebro y el organismo en general, sería importante evitar los azúcares simples, que se encuentran en todo tipo de dulces y gaseosas. 


Sus componentes penetran en la sangre de una forma muy rápida y pueden causar altos y perjudiciales niveles de azúcar en sangre. Según un reciente estudio, aquellas personas que tenían dificultades para controlar sus altos niveles de azúcar en sangre, experimentaron verdaderos deterioros en su memoria y disminuyeron su desempeño cognoscitivo.
Los alimentos con contengan azúcares refinados tienden a ser alto en calorías, y no son muy nutritivos para el organismo. Por ejemplo, las gaseosas cola, poseen 37 gramos de azúcar, lo cual se suma a todas las calorías de la bebida.
Lo ideal, es combinar mejor todos los carbohidratos, tanto los simples como los compuestos, con alguna grasa para disminuir la elevación del nivel de azúcar en la sangre.

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