Un nuevo y extenso estudio publicado en la revista New England Journal of Medicine (NEJM) añade, a las sabidas bondades de la dieta mediterránea en el sistema cardiovascular, la reducción de casos de cáncer y la mortalidad general.
La dieta mediterránea, sobre la base de frutas, verduras, pescado, legumbres y aceite de oliva, es la forma de alimentación tradicional de los países del sur de Europa y norte de Africa.
Esta es la mayor investigación realizada hasta ahora sobre los efectos beneficiosos de esa forma de alimentación, efectuada en Grecia, y señala que esta dieta reduce en un 33% los riesgos de mortalidad por problemas cardiovasculares y en un 24% los de cáncer.
El estudio fue realizado por científicos de la Facultad de Medicina de las universidades de Atenas y de Massachusetts sobre un total de 22.043 adultos sanos de 20 a 86 años.
Cada persona fue sometida a una entrevista exhaustiva para determinar su hábitos de alimentación y se le asignaron puntos en función de cuánto se adhería a la dieta mediterránea.
Este régimen alimentario incluye también el consumo de yogur, cereales integrales y frutas secas, así como de vino en dosis moderadas, con una reducida ingesta de carnes rojas.
Los sujetos que participaron en el estudio fueron sometidos a un seguimiento medio de 44 meses, durante los cuales se determinó que aquellos que siguieron la dieta mediterránea presentaron una menor mortalidad por cáncer y problemas cardiovasculares.
Diversos estudios científicos realizados en los últimos años habían confirmado las virtudes de esta dieta en el sistema cardiovascular, pero los efectos tan favorables en la prevención del cáncer son una auténtica novedad.
"Cuanto más se sigue esta dieta menor es la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cáncer", resume Frank Hu, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard. Un factor destacado es que los beneficios de la dieta se producen al seguirla completa, sin excluir elementos.
En los hábitos mediterráneos, el 40% de las calorías procede de grasas saludables, como el aceite de oliva y el pescado, y el restante 50% de hidratos de carbono complejos (cereales integrales, frutas y legumbres).
Otro factor muy importante es el ejercicio físico, que reduce aún más la mortalidad.