La preocupación por una correcta alimentación es cada vez más frecuente en nuestra sociedad. Actualmente, vivimos una proliferación de distintas teoría dietéticas, pero eso no impide que aún nos sintamos confusos con algunos alimentos, la hora en la que debemos ingerirlos o el modo de hacerlo.
Todo ello ha motivado que incorporemos algunos hábitos erroneos en la comida, que pueden tener nocivas consecuencias en nuestra salud. Conozcamos cuáles son y cómo debemos corregirlos.
- Con la prisa de la mañana, muchas veces salimos de casa desayunando solo un café. El no comer al iniciar el día produce falta de energía, cansancio o malhumor. ¿Sabías que el organismo puede adaptarse a un ayuno de hasta 12 horas? Pasado este tiempo las reservas de energía desaparecen y nuestro rendimiento empeora, en especial la capacidad de aprendizaje y la memoria. Lo que debes hacer es levantarte 15 minutos antes y preparar un desayuno con lácteos, fruta o zumo natural y cereales o derivados que aportan energía.
- La creencia de que tomar fruta de postre engorda, es falsa. Las calorías que te aporta son las mismas, la fruta engorda siempre lo mismo, antes, durante y después de las comidas. Te aconsejamos incluir a diario fruta en los menúes de toda tu familia, ya que el postre de las comidas y cenas es el momento ideal para asegurase la dosis diaria de este importante nutriente.
- Si prescindes de los huevos, porque aumentan el colesterol, no estás del todo equivocada. Es cierto que, sobre todo la yema, es rica en colesterol, pero se ha demostrado que solo el 20% de la población se ve afectado por esto y siempre por causas genéticas, irregularidades en el tránsito intestinal, sedentarismo u obesidad. Para evitarlo limita las grasas, practica deporte y podrás consumir un máximo de tres o cuatro huevos a la semana.
- La creencia de que beber agua durante las comidas engorda, es errónea. Las calorías que aporta el agua son siempre “cero”, es más, si se toma antes o durante las comidas, aumenta la sensación de saciedad y evita que comas en exceso. Así que no te impongas prohibiciones, hidrátate siempre que tengas sed. Los expertos recomiendan unos ocho vasos (dos litros) al día, entre agua, verduras, zumos naturales, etc.
